Da esquerda para a direita: Helena Hirata, Maria Moraes, Sara Lara, (in memorian), Mónica Bendini, (in memorian), Edna Castro ,Lurdes Bandeira (in memorian).Congresso da Alasru/ Concepción (Chile), 1994(acervo de Maria Moraes)Com muitos pesares, registro o falecimento de Mónica Bendini, professora, investigadora argentina no dia 04/04/ 2022. A sociologia latino-americana sofre uma perda irreparável. Meus sentimentos se reportam à perda de uma grande amiga, ademais de suas qualidades acadêmicas e comprometidas com a sociologia crítica.Reproduzo as palavras de Norma Steimbreger:Hasta siempre querida Mónica
No me es fácil escribir en este momento sobre Mónica. Es un enorme desafío para mí, encontrar las palabras justas que sinteticen su intensa trayectoria profesional y sus meritorios aportes a la Ciencia Social. Su ausencia deja un enorme vacío desde lo personal y desde lo académico. Mónica ha sido una pensadora crítica en el campo de la sociología rural latinoamericana y una perseverante generadora de nuevas ideas y miradas sobre la realidad social; una docente comprometida en la formación de numerosas generaciones de estudiantes de grado y de postgrado.
Quienes la conocimos, quienes tuvimos el privilegio de compartir con ella diferentes espacios y momentos, no podemos dejar de recordar su rigurosidad científica y su generosidad académica como profesora e investigadora. Sus aportes han enriquecido las Ciencias Sociales en general y los Estudios Rurales en particular, transformándose en una valiosísima referente desde la cual pensar y re pensar nuestras propias prácticas docentes y de investigación. Pero por sobre todo, Mónica ha sido una activa defensora de la universidad pública argentina a través no sólo de sus aportes teóricos sino por su dedicación política comprometida.
Me despido con mucha tristeza pero recordando la pasión que le imprimía a su quehacer académico. Por eso le quiero dedicar este hermoso fragmento del libro “Los Abrazos”, de Eduardo Galeano:
“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. – El mundo es eso – reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”.
¡Gracias Mónica! ¡Gracias por todo y por tanto!
Norma Steimbreger
